¿Qué es la filigrana de Chordeleg?
Es julio, primera hora de la mañana y el centro de Chordeleg, cerca de Cuenca, en Ecuador, comienza a cobrar vida. Abre el mercado, y luego, los primeros talleres cerca de la iglesia. Muy pronto, todas las puertas en los alrededores de la plaza central quedan abiertas y, en un abrir y cerrar de ojos descubres cientos de objetos y joyas brillantes.
Llama tu atención una escultura de colibrí plateada, llena de tramas, como encaje. Y mientras te acercas, imaginas un foco de luz directo hacia ella, reflejando sus complejas formas en una pared. Sin dudas las sombras y reflejos más hermosos que hayas pensado. Entonces preguntas:
-¿Qué es?
– Filigrana, una técnica orfebre muy antigua. Son finos hilos de metal que rellenan la pieza, similar a un bordado. Es hecho todo a mano. A Chordeleg llegó con los españoles, y se quedó, este es un pueblito de joyeros en filigrana. –
Contesta alguien.
Cuenta la historia que en la época preincásica, cuando esa zona era habitada por los cañaris, era un lugar mítico y sagrado, utilizado como cementerio de los principales caciques y reyes, los que eran sepultados con objetos trabajados en oro, plata y cerámica. Eso lo aprendiste de Manolo, el autor de ese colibrí que tanto te impresionó y a quien llegaste dos días después.
Manolo no tiene una joyería en el centro, tiene su propio taller, donde da vida a impresionantes obras en filigrana. Es uno de los pocos joyeros en esta técnica, porque sí, aunque la cantidad de comercios es impresionante, ya son muy pocos los que continúan trabajando la filigrana. (Puedes descubrir nuestra colección de joyería en filigrana hecha a mano por Manolo, dando clic aquí).
En Chordeleg, más que una técnica artesanal, la filigrana es identidad, refleja la historia, la evolución, y el valor simbólico que desde una comunidad se le puede brindar a un objeto artesanal. Y allí, cada pieza tiene un valor agregado a través del talento y creatividad de cada artesano.
-¿Cómo se hace una joya en filigrana?
Fue otra pregunta.
El proceso no inicia con la joya, va mucho más allá, comienza con la preparación de los materiales. Para hacer el tejido o bordado, es decir, la filigrana, se necesita tener un hilo muy fino, en mi caso de plata o de oro, y ese hilo lo hacemos nosotros.
Se hace una barrita de plata que luego va a la laminadora y después pasará por unos huequitos de distinto grosor hasta llegar al calibre deseado. Finalmente, dos de esos hilitos se entorchan y queda listo el material.
Luego se hace la forma o estructura de la pieza y ahí es que se puede rellenar esa forma con la filigrana. El resto es fijar el tejido a la pieza, dar brillo y demás detalles finales.
Dependiendo del tamaño una pieza me toma entre 4 días y una semana. Cuando es pieza grande sí pueden ser meses.
Explica Manolo.
Además, cuenta que aprendió la técnica de su padre, que antes habían muchos joyeros, pero la migración y el poco valor que hoy se da a lo hecho a mano, provocaron que ya casi nadie la trabaje. Además de que es una técnica muy compleja y requiere de mucha paciencia.
También te contagió de su amor por este arte, de su ímpetu por no permitir que en Chordeleg deje de trabajarse. Tú te quedaste con eso, te inspiró. Y te enamoraste, de lucir una joya hecha totalmente a mano, en un mundo lleno de reproducciones en serie. Te enamoraste de vestir tradición, de llevar accesorios que impacten, que de verdad merezcan la pena.
Pero Chordeleg te trajo más sorpresas de las que habías imaginado. Descubriste un pueblo lleno de artistas, de artesanos, de maestros alfareros, de verdaderos tejedores en paja toquilla, y te quedaste más tiempo.
Allí fue donde comenzaste a enamorarte de la verdadera artesanía ecuatoriana, fue donde entendiste que para tener una pieza, primero es necesario vivirla…. Como la filigrana de Chordeleg, que te enseñó a entender una joya desde que fue concebida por Manolo, hasta que estuvo lista para brillar y convertirse en tu favorita.